Este mes, marcado por la
crisis, como casi todos los meses desde hace casi un lustro en España, viene a ilustrar
esta sección un personaje que, junto a un caballo, encarnó una de esas historias de
esperanza y superación en el contexto de la década posterior al "crash" de 1929,
que tanto gustan a Hollywood y a la propia sociedad estadounidense.
Tenemos el placer de
presentar a un jockey pelirrojo. La hípica no suele ser un mundo que irradie
demasiada celebridad, pero en este caso, hay un jockey pelirrojo que trascendió
al ámbito social, sobre todo siendo jinete de uno de los equinos más famosos,
nos referimos al canadiense John M. Pollard, más conocido como “Red” Pollard,
sobrenombre que debemos a su cabello.
No es de extrañar el color
de su pelo, pues su abuelo, Michael Pollard, arribó al subcontinente
norteamericano a mediados del siglo XIX desde su Irlanda natal. Primero se
estableció en New Jersey, luego sirvió en un regimiento de Caballería en
Illinois y se estableció definitivamente en Iowa en 1870. Allí nació John A.
Pollard, su hijo, que emigró a Edmonton, Alberta,
donde nació el 27 de octubre de 1909, ya como canadiense, su hijo y objeto de
nuestro personaje del mes, Red Pollard.

En su tiempo, la pareja fue
considerada el mejor purasangre y el mejor jinete, consiguiendo Red Pollard una
celebridad enaltecida por su espíritu de sacrificio y su entrega ante la adversidad,
pues a lo largo de su carrera tuvo que superar no pocos obstáculos. Red Pollard
medía 1,73 metros de altura, algo considerado como demasiado alto para un jockey. Pero,
además, al principio de su carrera perdió
la visión en el ojo derecho a causa del golpe con un guijarro levantado por
otro caballo, accidente habitual debido a la escasa seguridad y protección de
los jinetes en la época.
El infortunio de lesiones de
Pollard se acrecienta en febrero de 1938, montando otro caballo de su promotor Charles S. Howard, Knightess Fair. Sufre una terrible y violenta caída en el que su esternón
quedó aplastado por el peso de la caída del caballo, aparte de la rotura de
costillas y brazos. Milagrosamente salva la vida tras una larga cirugía, e increíblemente se recuperó y, en julio de ese año, ya estaba montando;
pero no tardó en fracturarse la pierna a causa de un caballo desbocado. Durante
su recuperación conoce la que sería su mujer y madre de sus hijos Norah y John,
la enfermera Agnes Conlon. Más tarde, caminando por
una finca de su benefactor Howard, que trataba a Red como un hijo, como
demuestra el hecho de que se ocupase del coste económico de su recuperación, se
rompe la pierna de nuevo al caer en un agujero.
Todas estas desgracias no
impidieron que mientras Red estaba convaleciente, Seabiscuit fuera montado por
un jinete amigo de Pollard, George Woolf. Entre 1938 y 1939, Woolf y Biscuit
protagonizaron destacadas carreras en las que acrecentaron la leyenda del caballo,
venciendo en la Carrera del Siglo a otro caballo legendario, el War Admiral,
siendo nombrado en ese año 1938, caballo americano del año. Pero poco iba a
durar lo bueno para Seabiscuit, que se rompe el ligamento de su pierna
izquierda delantera.
La recuperación de jinete y
caballo se produce en el rancho de Charles S. Howard. A pesar de su reciente
matrimonio, Red Pollard esta abatido por lo que muchos creen el final de su
carrera, las lesiones y un incipiente alcoholismo, pero el jockey pelirrojo se
va recuperando al tiempo que hace lo propio con Seabiscuit, algo que resultaba
impensable pues ya había sido desahuciado por la opinión veterinaria para
volver a ser un campeón, reapareciendo junto a su maltrecho y lisiado jinete y
encaminándose ambos por la senda del triunfo. En 1940 finalmente ganaron el
Handicap de Santa Anita en California, siendo la última carrera de Seabiscuit.
El caballo contaba con siete años de edad y comenzaba su retiro dorado como
semental de 108 potros y siendo visitado por miles de aficionados del turf que
admiraron su leyenda, y muriendo siete años después. Red montó a “Biscuit” 30
veces contando 18 victorias, todas ellas arrastrando el jockey alguna discapacidad,
siendo uno de los artífices de uno de lo mejores caballos de carreras de la
historia de la hípica.
Red Pollard nunca pudo
rememorar los éxitos que le acompañaron junto a Seabiscuit, aunque permaneció
en activo hasta la década de 1950, principalmente corriendo en Nueva Inglaterra. Instalado desde
1940 en Pawtucket, Rhode Island, posteriormente trabajó en el hipódromo de Narragansett
Park en el mismo estado. El 7 de marzo de 1981, John M. “Red” Pollard fallecía en
su casa de Pawtucket y era enterrado en el cementerio de Notre Dame junto a su
esposa, camposanto separado por una milla del hipódromo de Narrangasett. En 1982, Pollard entró en el
Salón de la Fama de Carreras de Caballos de Toronto, en su Canadá natal.
Ante las adversidades y las dificultades de la vida, Red Pollard supo sacar todo el partido a sus aptitudes y demostró ser una persona llena de coraje. Por méritos merece un hueco como un destacado pelirrojo.
Veinte años después
la historia de Red y su famoso caballo sería llevada al cine en Seabiscuit, con Tobey Maguire como el
jockey colorado. En las fotos, arriba puede verse al "Red" Pollard real, y abajo a Tobey Maguire haciendo su papel en dicha película.